Hay fabricantes que se
caracterizan por explorar nuevas vías de reducción de su impacto medioambiental
sin estar tan directamente relacionadas con el tubo de escape de sus vehículos
o con los principales y presuntamente más razonables caminos que nos brinda la
movilidad alternativa.
Si, por ejemplo, la alquimia es
la asignatura predilecta en Audi tratando de desarrollar nuevos combustibles,
en Ford lo propio es el reciclaje, quizá con fórmulas más variopintas que la de
otros fabricantes. Precisamente, la última innovación aplicada parece algo más
contundente y con menos potencial visual de mercadotecnia que sus anteriores
experimentos con botellas de refresco o restos de la fabricación de ketchup.
Foto: Ford
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